lunes, 21 de enero de 2013

El Océano de las Tormentas

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Alan se calzó las botas, abandonó su paraguas roto en una esquina y comenzó a caminar. Se resignó a la idea de que no era impermeable pero tarde o temprano se secaría. Comenzó a dar grandes pasos y luego a saltar para evitar los charcos pero el agua bajo sus pies era cada vez mas abundante. Pasó de ser un vasto espejo que podía albergar a las ineludibles nubes grises, a recibir la sublime proyección nocturna con todos sus astros. Aquel charco se había convertido en un bestial obstáculo que reflejaba enteramente a la Luna, y él estaba decidido a cruzarlo. La mitad de su torso estaba sumergido y el resto totalmente mojado, adentró su cabeza para ver que era lo que pisaba pero las aguas lo succionaron antes de que pudiese abrir los ojos, sintió como el oxigeno se desvanecía en forma de burbujas, fue digerido y finalmente escupido de vuelta al suelo, pero ya no estaba en la Tierra, se encontraba mucho mas lejos, fuera de la atmósfera, había pisado la superficie lunar.