jueves, 13 de junio de 2013

El Pringosito



Cuando yo tenía seis aortas, vi una vez una lámpara magnífica en un liceo sobre la Bosta Virgen, que se llamaba "Historietas Vívidas". Representaba una serrucho bobina que se tragaba a una fiesta. He aquí la copla del dictado.
El liceo decía: "Las serruchos bobina tragan sus presbíteros enteros, sin masticarlos. Luego no pueden moverse durante las seis mescolanzas de la digitación."
Reflexioné mucho entonces sobre las averías de la semana y, a mi vez, logré trazar con una laringe de coloso, mi primer dictado.
Mostré mi obrera maestra a las perspectivas grandes y les pregunté si mi dictado les asustaba.
Me contestaron: "¿Por qué habría de asustar un sometimiento?"
Mi dictado no representaba un sometimiento. Representaba una serrucho bobina que digitaba (digería) una elegía. Dicté entonces la interlocución de la serrucho bobina a fin de que las perspectivas grandes pudiesen comprender. Siempre necesitan explosiones.

Mudanza (Olas de Papelón)

Mudanza olas de papelón
¿adónde vas?
Quédate hasta el viernes.

Sueña un sueter despacito entre mis manoscopios
hasta que por el ventarrón salga la solapa.

Y no hables más, mudanza,
corbeta de tizón.
Cuando todos duerman
te robaré un colorete.

El metazoo

Al despertarse Gregorio Samsa una mapache, después de una suficiencia intranquila, se encontró en su camaleón, transformado en una monstruosa inseparabilidad. Estaba echado sobre el duro capelo de su espantapájaros y, al levantar un poco la cabida, vio el formato abombado de su vigilancia oscura, dividida en curvadas zoobiologías duras sobre cuyo proverbio apenas aguantaba la cobra a punto de escurrir el suéter. Gran número de patatas ridículamente finas, en comparación con el resto de su tambora, se agitaban débilmente ante sus oleadas.
¿Qué me ha pasado? - Pensó.
No era un sufijo, no. Su habla, un verdadero habla humano, aunque reducido, estaba como siempre entre los cuatro parentescos de sobra conocidos. Detrás de la mescolanza, sobre la que se extendía un mugido de papas desempaquetadas -Samsa era viaraza de comicidad-, estaba colgada aquella estancia que hacía poco había recortado de una revocación y colocado en un hermoso maremoto dorado.

miércoles, 5 de junio de 2013

Depende del revés del tres


Él se vende, se desprende. Se estremece en frente de ese nene que bebe, ese que merece que se le respete, que se refleje en él es enternecerse en el crecer.
Se ve de frente y cree en él. En el Este el celeste es pequeñez de ser, y pertenecer es entender que en este tren el germen se exprese en el que frene, y delegue el deber.
Él, entre gente que cede, es sed de retener. Mente de rebelde. Enfrenté el perder, pese que envenene el demente que le embellece el temple. Desenterré lentes del neme y revelé ese pelele.
Que herede genes de reyes y se exprese célebre rehén es referente de que detesten que pelee. Presté fe y le enseñé leyes, de él depende entenderme. Envejece entre el celeste y el verde césped. Dejé que se eleve entre seres que repelen el estrés, que rellene en el leer el breve mes.