jueves, 29 de agosto de 2013

Revuelo

revuelo


viento ¿Qué vuelo?

¿Qué torpe inauguró?

¿O traer viento, rumor trajo?

¿Cuándo trajo cercano, cuándo sino?
¿Cuándo rumor, cuándo sol?

Del vuelo,
 del lugar,
de para.

jueves, 15 de agosto de 2013

Abeja

Las manos pululantes demostraban su miedo
El crujido chillante, aturdidor, a lo lejos un rayito de luz cegante
Abrió la puerta del fondo, los ojos deslumbraros jalea de dolor
-:¡Me mataste!
y más oscuro se veía.
Te lo dije, se trata de escuchar con los ojos, corazón. 
pero de ella salieron mariposas...


(A partir de un texto grupal. Fragmentado, modificado y luego seleccionado)

Igual

     El crujir de la tapa del ataúd, como la vida surgiendo de la muerte. A lo lejos, un rayo de luz cegante. Buscóse entre los baúles, se pinchó con una aguja...Clavarme una espina suena igual. Clavarme una espina sana igual. Clavarme una espina sangra igual. Buceando en un pote de miel, me mataste, aunque de nada servía, porque mirarte a vos es mirarme a mi, y eso te va a impedir mirarte.

jueves, 8 de agosto de 2013

Rezar





Frasco

Me paro, o lo intento, pero me detiene ver el pelo.
Otro pelo.
Absorto, solo apelo a mis recuerdos, casi negros. Años negros. Solo son ellos, pero no están en mi memoria, sino que los apilo en el frasco, cerca de mi sillón. Cerca.
Pararme. Falta poco. Falta tanto.
Y lo logro, y ahí voy. Y solo un paso, un pasito, y ahí está el frasco. Primero lo acaricio, con mis manos. Siento las rajaduras como arrugas en todo su vidrio.
No importa, allí está. Allí. Está. Lo tomo. Tomo el pelo. Lo dejo. Allí. Junto a los demás.
Y cierro el frasco, lleno de negro. Y tanto ha costado pararme, que siento el sudor rebalsar por toda mi cabeza. O eso creo. Es lo que me lleva a pasar mi mano por allí. Pero está completamente muda.
Ya no hay nada allí.
No aguanto, y abro el frasco y ahora solo basta con colocar uno por uno, sin importar dónde, sólo deben quedarse ahí, desparramados. Y al instante el frasco vacío. Y me repito.
No volverá a pasar.

Pero ahora, comienza a hablar el frasco, grita, gritan las rajaduras. Y de un destello, se parte en mil pedazos.

Esa Tarde de Lunes

     De la boca seca del joven escapaba el aliento exhaltado, cautivo dentro del pecho, deseoso de salir ante el latir del corazón que palpitaba a mil por hora. Bota entre los pulmones el pequeño caprichoso, y botaba infernalmente rápido esa tarde de lunes, haciendo temblar el cuerpo del pobre frente al éxtasis y la abstracción total, que, de tan hermosa, aterraba. Su alma rota era expulsada a través de este aliento, y, de boca en boca, comenzaba nuevamente a ser.
     Se nota en la persona cuando está perdida, pues este desenfoque dota de un aire extraño. El joven flotaba en este aura magnificente de extrañez, y temblaba. Una lágrima humedeció su ojo, pero se negó a caer, cual gota adherida a la hoja de un árbol que huye de su destino de concreto.
     Muerto en vida para los otros, solo viviendo ese instante, cerró los ojos, y besó.