Tal cual se d e s p r e n d i e r o n las pieles secas de víboras mudando y con la quijada hundida q u e b r á r o n s e los brotes de cerezo, e s c a s e a r o n los perdidos mechones y pelusitas, las chauchas y crujidos se r e p l i c a r o n en la dulce oscuridad y la noche abierta como nuez resquebrajada dio bienvenida a las semillas y carozos de infancias.
Ay, dolió un poco porque nadie lo esperaba, como un pinchacito tierno e inocuo, una mordedura viva y coleante pero nimia e ingenua; Si la sorpresa quiere a veces ser traviesa o quizás aplastarse debajo de la cama o de las hamacas entre entristecida y atemorizada, y si no volvemos a este patio luego de la primavera, es porque ya queremos crecer o preferimos creer en nada.