jueves, 29 de noviembre de 2012

Casa mental.

 Perdida en mi manzana, en mi cabeza, en mi conciencia. Rogando que me oigan, que me quieran, que me salven. Subo escaleras, las recorro y luego bajo. Abro puertas, las golpeo y no me encuentro.
 La nostalgia aparece por la ventana, y la melancolía toca el timbre.
 Suaves gotas caen, casi llovizna, pero la cáscara de la manzana me protege. ¿Será que no está tan mal estar acá? ¿O la locura no me deja abrir los ojos?
 Veo un bosque, pero no es verde, ¿acaso los vidrios me impiden ver color? Todo se vuelve gris.
 Oigo ruidos, creo que es la batalla entre el comienzo y el final.
 Ahora escucho un leve canto, debe ser un pecado que intenta seducirme.
 A lo mejor será peor no dormirme por temor. Prefiero el sueño, porque en ellos yo decido como un dios.                                                            
                                                                           

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