miércoles, 20 de noviembre de 2013

No deseo tu muerte, es demasiado hermosa.

Ojalá que los ojos se te salgan y te corten con una tijera las finas venas que los sostienen. Me encantaría que tu cuarto se llene de abejas por dejar la puerta abierta, deseo que tu mano se rompa en tu pico de inspiración, no, mejor ambas por si te pica la nariz, así no podrás rascarte. Espero que, cuando en verano todos jueguen, te quedes en casa con las cortinas cerradas.
 Aspiro que, cuando abras la heladera a las 3:00 de la mañana lo único que haya sea leche podrida.
Me gustaría que esa cara cara de felicidad al mirarla desaparezca y ella, cuando le preguntes "qué pasa?", revolee los ojos hacia atrás.
Espero que vuelvas a mi, pero ese sería un castigo insoportable, que no podría desearte.
                                                                                     Violeta Goldfeder (20/11/2013)

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