Ahora no solo los escucho, puedo verlos. Veo a esas almas siendo víctimas de aquellos cerdos carniceros, de nuevo los gritos me desgarran. Un extraño sentimiento recorre mi cuerpo, nunca había sentido esto. Creo que estoy empezando a acostumbrarme a la situación, es más ¡La estoy disfrutando!...
Mis manos llenas de sangre inocente, soy partícipe de la masacre. Rostros aterrorizados, pero aquellas víctimas no eran consideradas personas o por lo menos eso me hicieron creer. Imponentes máquinas, poderosas bestias de laboratorio operando al mismo tiempo debajo de las risas macabras. Ahora estoy del otro lado, sé que está mal pero el deseo invade mi mente, mi subconsciente solo dice "Hazlo".
¿Risas? no puedo creer que escuché risas. Me encuentro corriendo por un pasillo inmenso, con paredes teñidas de rojo. Comienzo a llorar y no sé por qué. En realidad quiero reir, tengo ganas de reir pero estoy llorando... Un momento, no son lágrimas. ¡Es sangre! sabía que no podía con todo esto. Ya no soy yo y a pesar de que me desangro, este cuerpo no es mío.
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